El tráfico de especies silvestres es uno de los comercios ilegales más redituables a nivel mundial, despues de las armas y las drogas.
Pero los orígenes de este gran negocio se hallan en un nivel más domestico: la falta de conciencia de la población acerca de dos problemas graves como son el mascotismo y la caza indiscriminada.
La mayor problemática que enfrenta a la Pampa con respecto al tráfico de especies es el mascotismo. Es decir, tener animales silvestres en casa como mascotas, como por ejemplo los cardenales o picahuesos. Esas prácticas son las que incitan al tráfico.
Algunas personas son conscientes de la prohibición de tener fauna silvestre en cautiverio, pero igualmente lo hacen; otras obran mal simplemente por ignorancia.
El mayor problema de los animales que salen de la naturaleza es que no pueden volver nuevamente. Al estar fuera de su habitat, la vida de muchas especies se acorta y sufren de estrés o están sometidas a peligros que no existen en la naturaleza.
El masivo comercio de estas especies refleja la ignorancia de la sociedad sobre la conservación de estos exponentes del patrimonio natural. La destrucción de su ambiente y la disminución de sus ejemplares, tienen consecuencias ambientales, económicas y sociales aún no percibidas. La vida silvestre puede constituir un recurso ecoturístico, cultural, científico y generador de trabajo a miles de nativos y, consecuentemente, producir un valor económico a nuestra biodiversidad.
Pero los orígenes de este gran negocio se hallan en un nivel más domestico: la falta de conciencia de la población acerca de dos problemas graves como son el mascotismo y la caza indiscriminada.
Mascotas prohibidas
La mayor problemática que enfrenta a la Pampa con respecto al tráfico de especies es el mascotismo. Es decir, tener animales silvestres en casa como mascotas, como por ejemplo los cardenales o picahuesos. Esas prácticas son las que incitan al tráfico.
Algunas personas son conscientes de la prohibición de tener fauna silvestre en cautiverio, pero igualmente lo hacen; otras obran mal simplemente por ignorancia.
El mayor problema de los animales que salen de la naturaleza es que no pueden volver nuevamente. Al estar fuera de su habitat, la vida de muchas especies se acorta y sufren de estrés o están sometidas a peligros que no existen en la naturaleza.
El masivo comercio de estas especies refleja la ignorancia de la sociedad sobre la conservación de estos exponentes del patrimonio natural. La destrucción de su ambiente y la disminución de sus ejemplares, tienen consecuencias ambientales, económicas y sociales aún no percibidas. La vida silvestre puede constituir un recurso ecoturístico, cultural, científico y generador de trabajo a miles de nativos y, consecuentemente, producir un valor económico a nuestra biodiversidad.
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